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38 Esaú dijo a su padre:

—¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí, padre mío!

Y Esaú alzó su voz y lloró. 39 Entonces respondió Isaac su padre y le dijo:

—He aquí, será favorecido el lugar

que habites

con los más preciados productos de la tierra

y con el rocío del cielo arriba.

40 De tu espada vivirás

y a tu hermano servirás.

Pero sucederá que cuando adquieras dominio,

romperás su yugo sobre tu cuello.

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